PALABRA DE LA SEMANA
Conviene que yo declare las señales y milagros que el Dios Altísimo ha hecho conmigo «Daniel 4:2»

Justificación verdadera

La muerte de Jesús en la cruz fue fundamental para el plan de salvación de Dios. La Biblia nos dice que el Hijo del Hombre tuvo que ser levantado en una cruz, para que todos los que pongan su fe en Él como su Salvador personal, puedan ser salvos (Juan 3.14, 16) Por medio de la cruz fuimos redimidos para que tuviéramos una relación personal con Él por toda la eternidad.

Cada uno de nosotros ha violado la ley de Dios, y la justicia exige que suframos el castigo.

Cuando hacemos buenas obras queremos que Él sea justo recompensándonos. Pero ¿qué pasa cuando pecamos contra Él? Tenemos una deuda de pecado que hay que pagar, y porque Dios es perfecto y justo, sencillamente no puede pasar por alto las transgresiones; hay que hacer expiación por ellas.

Para que pudiéramos tener una relación personal con Dios, tenía que haber una manera para que el hombre, imperfecto y manchado por el pecado, pudiese acercarse al Creador, Santo y perfecto.

Por eso, Dios proveyó un sustituto: ­a su Hijo único  quien tomó sobre sí mismo nuestro castigo. 

Si aceptamos este pago hecho a nuestro favor, Dios nos declara inocentes, reconciliándonos así con Él, y así podamos disfrutar de una relación correcta con el Señor para siempre. (Rom. 8.6, 10).

No hay justificación fuera de la cruz de Cristo.

Ser justificado por Dios significa ser declarado “libre de culpa para siempre”. Con la muerte de Jesús en la cruz, quedó absolutamente pagado el precio por nuestra reconciliación con el Creador.

Por medio de su sangre, ahora somos santificados. Si aceptamos este regalo, disfrutaremos de la comunión con nuestra Padre, y de toda la herencia y las bendiciones que nos ha prometido en su Santa palabra, ahora y por la eternidad.

"Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús,  a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados,  con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús"

Romanos 3:23-26  

Por: Jenny Mejías