PALABRA DE LA SEMANA
Conviene que yo declare las señales y milagros que el Dios Altísimo ha hecho conmigo «Daniel 4:2»

El silencio

En la era de las comunicaciones escribir sobre el silencio parecería ir contra la corriente. Tal vez sería mejor expresarse sobre por ejemplo, cómo hacer para comunicar un mensaje claro, contundente y de alcance masivo.

Sin embargo, considero importante que nos detengamos a ver algunos puntos sobre la riqueza que se haya en la práctica de la disciplina del retiro y el silencio.

Algunas personas le temen al silencio, a otras les molesta. Existen otros que lo asocian con la soledad y eso los lleva a aturdirse y a procurar estar siempre con gente.

Jesús practicaba la soledad y el silencio, veamos a continuación algunas citas bíblicas que lo demuestran:

"En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios"(Lucas 6:12).

"Oyéndolo Jesús, se alejó de allí en una barca a un lugar desierto y apartado..."(Mateo 14:13).

"Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo"(Mateo 14:23).

"Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba"(Marcos 1:35).

"Él les dijo: Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco..."(Marcos 6:31).

"Más él se apartaba a lugares desiertos, y oraba"(Lucas 5:16). 

Sin silencio no hay retiro. Aunque el silencio envuelve algunas veces la ausencia de palabras, siempre envuelve el acto de oír. El solo hecho de refrenarse uno de hablar, sin que el corazón esté oyendo a Dios, no es silencio.

Con la práctica de esta disciplina aprendemos también a discernir cuándo es el momento para hablar y cuándo el de callarnos: "...tiempo de callar y tiempo de hablar" (Eclesiastés 3:7); "El que ahorra sus palabras, tiene sabiduría..." (Proverbios 17:27). De la misma manera nos ayuda a ejercitar el dominio sobre nuestra lengua.

Estamos muy acostumbrados a confiar en que las palabras manejen y controlen a los demás. Si nosotros callamos, ¿quién tomará el control? Dios lo tomará; pero nosotros nunca dejamos que él lo tome mientras no confiemos en él. El silencio está íntimamente relacionado con la confianza.

Una de las mayores riquezas del silencio es la de poder descansar en las manos de Dios: "Guarda silencio ante Jehová, y espera en él" (Salmos 37:7).

Ahora bien, ¿cómo podemos ajustar esta disciplina a nuestra vida moderna, saturada de ruidos, actividades e información?

Sería muy beneficioso utilizar los primeros momentos de la mañana, en la quietud de la habitación y mientras el resto de la familia duerme. También es posible usar el camino hacia el trabajo como un tiempo de retiro interno para meditar con Dios. La pausa para el almuerzo o una caminata por la noche serían otras buenas opciones.

Por supuesto que también existe la posibilidad de un retiro en un lugar específico, donde uno pueda lograr de una manera más profunda la quietud y el silencio interno para escuchar a Dios.

Sea cual fuere la opción que mejor se adapte a nuestro estilo de vida, lo importante aquí es no perder de vista que ese tiempo debe ser empleado para oír a Dios.

Quizás usted se encuentre entre los que sienten el anhelo de profundizar en su vida espiritual y experimentar más de la presencia de Dios y de su Voz. El retiro y el silencio pueden ser la llave que abre esa puerta. Bendiciones!

 "Guarda silencio ante Jehová, y espera en él" (Salmos 37:7).

  Por: Jenny Mejías