PALABRA DE LA SEMANA
Conviene que yo declare las señales y milagros que el Dios Altísimo ha hecho conmigo «Daniel 4:2»

Nacidos para ser diferentes

Nosotros fuimos creados por Dios para sobresalir, para ser diferentes, no para mezclarnos entre la multitud. Pensemos en las miles de clases de flores que existen en el mundo. Son flores, pero cada una es única en su especie. Pensemos en los bosques. A primera vista, todos los árboles parecieran mezclarse entre sí. Sin embargo, cuando nos acercamos más, vemos que la forma de cada árbol es única. Cada tipo de árbol tiene hojas con un diseño distinto. ¿Por qué? La unicidad es parte del plan de la creación de Dios.

El diseño individual es tan real para la humanidad como lo es para la naturaleza. Dios no quiere que ninguna persona se pierda entre la multitud.

Hay más de seis mil millones de personas en el planeta y ninguna de ellas tiene nuestra huella digital. Pareciéramos iguales, pero no lo somos. Podemos ser testigos de esta asombrosa verdad, y es algo de lo que nosotros continuamente debemos hacer memoria, puesto que es fácil sentirse perdido en la multitud.

Dios nos hizo a cada uno de una clase irreemplazable, original, única. Somos formidables, su obra maravillosa, su obra maestra.

Si vamos a comprar a una tienda de ropa, notaremos que muchos de los vestidos, chaquetas, blusas o corbatas que están en las perchas son iguales, porque fueron fabricadas en masa. Si nosotros queremos un vestido original, sin embargo, tendremos entonces que ir a un diseñador para que nos fabrique la prenda de vestir exclusiva.

Nosotros no somos como ese vestido de los fabricantes en masa. Dios no nos puso en una percha para la venta de descuento. Fuimos hechos por el Diseñador exclusivo. Dios nos dice en su palabra que somos su perla preciosa, la niña de sus ojos, ¡Gloria a Dios! Cuán importante somos para él.

“Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien” Salmos 139:13-14

 

  Por: Jenny Mejías