PALABRA DE LA SEMANA
Conviene que yo declare las señales y milagros que el Dios Altísimo ha hecho conmigo «Daniel 4:2»

¿Qué me deja ver la Cruz?

Vivimos en un mundo totalmente viciado por el pecado; donde impera el egoísmo, la vanidad, la vanagloria. Cada quien vive para sí mismo, sin importarle la necesidad de sus semejantes; si no la material, mucho menos aún la necesidad espiritual. Cada quien vela por sus propios intereses personales, y en algunos casos; hemos llegado a mentir, sobornar, traicionar, atropellar y hasta perjudicar la vida de otra persona, tan solo por lograr nuestros egoístas objetivos.

Pareciera que nuestra apariencia de vida se ve perfecta, pero, ¡qué equivocados estamos! Estar en estas condiciones es tener la mayor de todas las necesidades: DIOS.

Pero, cuando por el supremo amor, la gracia y la misericordia de Dios, llegamos a los pies de Cristo, y miramos (espiritualmente) la cruz, esa poderosa y gloriosa cruz que nos trajo perdón y salvación, nos daremos cuenta de que tan necesitados estábamos nosotros cuando aún no lo conocíamos.

Pero la cruz de Cristo me muestra un mundo diferente, una vida diferente, totalmente opuesta a la vida del mundo; una vida llena de felicidad, de gozo, de paz, de oportunidades, de gloria, de triunfos y victorias, aun cuando no dejemos de pasar por aflicciones o problemas. Una vida que nos hará ver cosas nuevas y ocultas, que solo la cruz de Cristo nos puede revelar. Una vida que transformará para siempre nuestras mentes y nuestros corazones.

El poder de la cruz nos permite ver al prójimo que antes no veíamos. Su dolor toma lugar en nuestro corazón. Sus sufrimientos nos arrancan lágrimas de preocupación, como si se tratará de nuestra propia familia, o de uno mismo, y nace en nosotros, la misericordia y aprendemos a amar con el amor de Dios.

Y ya no nos causará temor el comunicarles las buenas nuevas de salvación a las personas, ni el darles de gracia lo que de gracia hemos recibido del Señor. Sino que por el contrario, lo haremos con gozo y con alegría.

¿Tenemos en nosotros este amor? Les aseguro que no hay nada en este mundo puede reemplazarlo.

“Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo” Gálatas 6:14.

Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos” Juan 15:13

 

  Por: Jenny Mejías