PALABRA DE LA SEMANA
Conviene que yo declare las señales y milagros que el Dios Altísimo ha hecho conmigo «Daniel 4:2»

Mi yugo es fácil

Cuando alguien pone sus ojos en una meta y nunca los quita de ella, él alcanzará esa meta. El apóstol Pablo habló de centrarse en su meta

“Hermanos, yo mismo no pretende haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Filipenses 3:13-14).

¿Recuerda cuando usted estaba aprendiendo a manejar bicicleta o un vehículo? A usted se le dijo que mirara derecho hacia adelante porque a donde quiera que mirara, eso era adónde iba a llegar; si miraba hacia abajo, se caería; si miraba hacia los lados, perdería el rumbo y la concentración, por consiguiente: perdería de vista la meta.

Muchos de nosotros hemos producido consecuencias en nuestras vidas, producto de haber desviado la mirada del norte, que es Cristo Jesús. Producto de decisiones y acciones equivocadas, pretendiendo o creyendo que nos dirigíamos en la dirección correcta. Nos mantuvimos mirando para cualquier lado, excepto a hacia donde debíamos mirar. Por ello, no basta sólo con ser salvo, debemos en nuestra vida cristiana renovarnos en nuestro entendimiento diariamente, y permitirle a Jesús que haga de nosotros una nueva criatura pero en nuestro ser integral, no sólo en nuestro espíritu, sino también en nuestra alma y en nuestro cuerpo. ¿Cómo se logra esto? A través de la formación del carácter de Cristo en nosotros.

En Mateo 11:30 Jesús dijo “Porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”. Un yugo es una pieza de madera que une dos bueyes juntos. Este yugo los mantiene al mismo paso y en la misma posición, pero uno es dócil y el otro es fiero. La finalidad del yogo es que el animal rebelde o dominante sea amansado o domado por el animal sereno y dócil que está enyugado con él. Es una ilustración ejemplar de cómo se moldea un carácter.

Jesús dijo también: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí”. Mateo 11:28 Nosotros debemos unirnos (enyugarnos) con el plan de Dios para nuestras vidas y dejar que Su yugo nos guíe. Esto quiere decir que si Él se vuelve, nosotros nos volvemos. Si él se detiene, nosotros nos detendremos.

 Esta es la manera en que debemos seguirle, total y absolutamente unidos a él en espíritu, cuerpo y alma. Amén!

 

  Por: Jenny Mejías