PALABRA DE LA SEMANA
Conviene que yo declare las señales y milagros que el Dios Altísimo ha hecho conmigo «Daniel 4:2»

Cómo gozarte en tu vida diaria

En todas nuestras vidas, hay espacios de tiempo que debemos dedicar a lo que llamamos “vida normal” y “quehaceres cotidianos”. Tendemos a ver estos quehaceres como muy diferentes a las cosas que consideramos sagradas. Lo que conocemos como “vida secular y vida espiritual” Como hijos de Dios cuando llegamos a un buen nivel de madurez espiritual, la mayoría preferimos las tareas sagradas por sobre los quehaceres comunes de la vida secular.

El hecho de ver dos lados de nuestra vida en categorías totalmente distintas por lo general nos causa problema. A veces nos sentimos como que estamos divididos dentro de nosotros mismos, luchando para terminar con las tareas de la “vida normal” o con los “quehaceres comunes” para poder volver a los asuntos “sagrados”, porque nos sentimos más santos cuando estamos haciendo la obra de servicio al Señor.

Sin embargo, la Biblia nos enseña que “TODO” lo que hagamos en esta vida debemos hacerlo para su honra y su gloria; bien sea en lo secular o en lo espiritual. Dice Colosenses 3:23-24:

todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia”

Y si lo hacemos de esta manera, con un corazón puro y amor, llega a ser santo. La verdadera libertad es aquella que te permite no tener que vivir una vida dividida, en la que algunas cosas están en la categoría de comunes y otras en la categoría de santas. Somos hijos de Dios, y desde que nacimos de nuevo le pertenecemos al Señor, por lo tanto, todo lo que hagamos, debe ser para su honra y su gloria, bien sea en la iglesia, en la obra del Reino, o bien sea en nuestro hogar, trabajo universidad y donde quiera que estemos o vayamos.

El Señor es Santo, y Él vive en a nosotros, así que esto nos hace santos. Por lo tanto, dondequiera que vayamos, y cualquier cosa que hagamos, todo llega a ser santo cuando se hace para Él.

 “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres” Colosense 3:23

 

 Por: Jenny Mejías