PALABRA DE LA SEMANA
Conviene que yo declare las señales y milagros que el Dios Altísimo ha hecho conmigo «Daniel 4:2»

Ojos nuevos

Hace poco, conocí a una estudiante universitaria que había puesto su fe en Cristo recientemente. Ella me describió así el cambio que experimentó en un primer momento: “Cuando acepté a Cristo como Salvador, sentí como que Dios había extendido su mano desde el cielo y me había colocado un nuevo par de ojos en mis órbitas oculares. ¡Pude entender la verdad espiritual!” Me impactó y al mismo tiempo me produjo mucho gozo su comentario.

Fue conmovedor escuchar que su encuentro con el Salvador le había dado una nueva percepción espiritual. Pero su experiencia no es una excepción; todos los hijos de Dios hemos sido dotados de esta visión espiritual una vez hemos creído en Cristo.  No obstante, a veces nos envuelve una especie de «neblina», o visión borrosa y los ojos espirituales se oscurecen y se nublan. Esto ocurre cuando descuidamos nuestra comunión con Él, cuando le damos más prioridad al alma y a los sentidos físicos; lo que sencillamente es caer en desobediencia a Dios.

La oración ferviente de Pablo por la visión espiritual de los creyentes muestra cuán importante es valorar todo lo que Dios ha hecho y hará por nosotros en Cristo. Pidió “que los ojos de nuestro entendimiento se iluminaran «para que supiéramos cuál es la esperanza a que él (Cristo) nos ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos” (Efesios 1:18).

Cada creyente ha recibido un nuevo par de ojos para discernir la verdad espiritual. Por medio de estos ojos podemos VER tanto el mundo espiritual divino como el de las tinieblas, y así estemos apercibidos y preparados para que nada nos tome por sorpresa, y con las armas espirituales que tenemos en Cristo,  vivir nuestra vida en su paz y en victoria.

Mientras mantengamos nuestro corazón en armonía con Dios, Él nos ayudará a ver con ojos espirituales todo lo que nos ha dado en Cristo.

“Alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos” Efesios 1:18

 

 Por: Jenny Mejías