PALABRA DE LA SEMANA
Conviene que yo declare las señales y milagros que el Dios Altísimo ha hecho conmigo «Daniel 4:2»

¿Qué buscas de Dios?

¿Te acercaste primero al Señor sólo porque querías algo de él? ¿Te volviste a Dios para poder dejar el hábito de las drogas, para que tu matrimonio fuese restaurado o para ser liberado de un problema financiero?

La verdad es que Cristo obrará milagros para ti. Él hará lo imposible en tu vida. Pero si sólo vienes a Él para conseguir algo, sólo para ser librado de tus problemas, nunca crecerás un centímetro en madurez. Por el contrario, solo te endurecerás más, porque el motivo de tu corazón no es el correcto.

Vuelve al día de tu conversión. ¿Ocurrió después de que alguna plaga se había comido todo? ¿Tu salud estaba debilitada? ¿Algún hijo tuyo estaba en problemas? ¿Estabas devastado, con la muerte y la ruina sobre ti?

Por favor, ¡no me malinterpretes! Por supuesto que Dios ama salvar y restaurar al que sufre, al afligido, al que está en ruinas, al que cree que todo está perdido, Él siempre está cerca y es fiel para librarte. Mas no puedes ir a Jesús sólo para recibir alivio, usándolo como una muleta. Debes ir a Él por lo que Él es, por lo que Él hizo por ti, porque Él es Dios, porque Él es digno y merecedor de tu vida, tu adoración, tu gratitud y tu obediencia.

Busca su perdón si le has fallado, y ponte a cuentas con Él, pues ha prometido estar contigo rodos los días hasta el fin del mundo. En medio de tu necesidad, Él traerá para ti tiempos de refrigerio. Cada vez que traigas a Él un corazón verdaderamente arrepentido, Él actuará como tú mediador e intercesor, no como tú juez.

Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados” Isaías 57:15

 

 Por: Jenny Mejías