El verdadero gozo
Los cristianos debemos ser alegres y estar gozosos. Tenemos la seguridad de sabernos Hijos de Dios, de tener la Salvación por la Gracia del Señor, sabemos y descansamos en las promesas de que nada nos faltará… En fin, tenemos miles de motivos y poderosas bendiciones para estar alegres.
Estos extractos de pasajes reflejan el gozo de los cristianos:
” Los apóstoles salieron de la presencia de las autoridades muy contentos…” Hechos 5:41
“…mientras Pablo y Silas oraban y cantaban himnos a Dios…” Hechos 16:25
“Ahora me alegro en el Señor…” Isaías 61:10
Pero no siempre estamos alegres. No hay ninguna novedad en lo que voy a decir, pero, los cristianos, como al resto del mundo, perdemos el gozo cuando las tormentas vienen a nuestras vidas. A nosotros, como al resto del mundo, nos pesa el sufrimiento, las injusticias, las ofensas. A veces sentimos que no podemos, como el resto del mundo, soportar las aflicciones, las penas tan profundas que no dejan de sangrar. Y es que somos, como el resto del mundo: “humanos”
¿Y qué pasa entonces con el gozo del cristiano en estos tiempos tan difíciles? ¿Volverá nuestra dicha cuando por fin el Señor responda nuestro clamor y nos consuele? O cuando pase la circunstancia que estamos viviendo?
El gozo del cristiano no está supeditado al final feliz de una batalla, sino al proceso de sabernos victoriosos y firmes en Cristo en medio de ella.
Si estamos en tribulaciones, nuestro camino será el de encontrar la alegría en ese tiempo y no después, sino, estaríamos comportándonos o asumiendo la actitud del resto del mundo.
Contextualicemos los extractos de pasajes anteriormente mencionados:
Así que llamaron a los apóstoles, los azotaron y les prohibieron seguir hablando en el nombre de Jesús; después los soltaron. Los apóstoles salieron de la presencia de las autoridades muy contentos, porque Dios les había concedido el honor de sufrir injurias por causa del nombre de Jesús” Hechos 5. 40-42
“Entonces la gente se levantó contra ellos, y los jueces ordenaron que les quitaran la ropa y los azotaran con varas. 23 Después de haberlos azotado mucho, los metieron en la cárcel, y ordenaron al carcelero que los vigilara con el mayor cuidado. Al recibir esta orden, el carcelero los metió en el lugar más profundo de la cárcel y los dejó con los pies sujetos en el cepo.
Pero a eso de la medianoche, mientras Pablo y Silas oraban y cantaban himnos a Dios, y los otros presos estaban escuchando…” Hechos 16:22-25.
“Ahora me alegro de lo que sufro por ustedes, porque de esta manera voy completando, en mi propio cuerpo, lo que falta de los sufrimientos de Cristo por la iglesia que es su cuerpo” Colosenses 1.24.
Los protagonistas de estos pasajes tenían el gozo del Señor y no el humano. Y es ésta la alegría que nos hace diferentes. Por ello el mundo dice que estamos locos.
¿Estás transitando una tormenta? ¿Estás desesperanzado, cansado? ¿Estás agobiado por una pena? ¿Sientes que no tienes fuerzas para seguir luchando? Entrega, no sólo tus cargas, sino también tus sueños a los pies del Señor.
Y cuando Él renueve tus fuerzas y percibas que está guiando tu pies y sientas en tu corazón el reposo y la paz que sólo Jesucristo puede dar, ahí, sabrás que la batalla está ganada, y podrás proclamar con entera convicción de fe: “en Cristo Jesús soy más que vencedor”
Por: Jenny Mejías.