La disciplina de Dios
La Biblia nos enseña acerca de la disciplina de Dios (Hebreos 12:8). La palabra disciplina significa corrección. Como cualquier padre bueno, Dios corrige a sus hijos, porque los ama.
Muchas personas se sienten culpables o se desaniman cuando Dios las disciplina. Cuando les confronta y les muestra sus pecados. Se afanan, se preocupan, y se desconciertan, pensando que Dios está bravo y está listo para azotarlos con su látigo.
Debemos más bien regocijarnos cuando Dios nos muestra lo que esta mal ante sus ojos, y someternos gozosamente a su corrección y a su voluntad. Debemos pedirle primeramente perdón, y luego corregirnos y ponernos a cuentas con Él.
El Espíritu Santo trae convicción; el diablo quiere tomar la convicción y convertirla en condenación (culpa). Dios no quiere que nos sintamos culpables cuando nos muestra los pecados. Quiere que estemos de acuerdo con El. Que enfrentemos la verdad, porque la verdad nos hace libres (Juan 8:32). Cuando la enfrentamos, Dios está cerca, listo para mostrarnos su misericordia.
Cuando Dios te corrige, no caigas en la condenación. La corrección es parte de la vida. Es un proceso continuo en la vida del creyente.
Permite que Dios tenga su voluntad en tu vida. Regocíjate cuando te disciplina. La corrección te hará una mejor persona.
“Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos” (Hebreos 12:8).
“Porque el Señor a quien ama corrige, como un padre al hijo en quien se deleita” (Proverbios 3:12).
Por: Jenny Mejías.