PALABRA DE LA SEMANA
Conviene que yo declare las señales y milagros que el Dios Altísimo ha hecho conmigo «Daniel 4:2»

Una carta especial

Reflexión renovadora que cambiará por completo tu forma de ver la vida. Haciendo de ti no sólo una mejor persona y un mejor ciudadano, sino un verdadero creyente, fiel a Dios, a sus principios y a su Santa Palabra.

Una carta especial

Por: Jenny Mejías.

 

Quizás muchas veces, durante un “valle de sombra” tomamos nuestras Biblias buscando refugio en esas promesas hermosas, esas historias de fe, de héroes espirituales y de ejemplos donde la Gloria del Señor se manifiesta de manera impensada. ¡Y que refrigerio al alma brinda leer las maravillas de nuestro Señor!

Pero de manera paralela, mientras nuestro corazón se regocija de esa Palabra, nuestra mente nos recuerda que “no somos Elías, o no somos Pablo… ¡y mucho menos Jesucristo!” Y nos sentimos más débiles, con menos capacidades y nuestro valle de sombra parece ser más oscuro aún…

Tiempo atrás, tomé mi Biblia y comencé a leer la carta a los Filipenses. Esa carta donde el Apóstol Pablo se lee tan seguro, tan firme… pero sobretodo ¡Tan feliz! El sí que parece estar caminando por la pradera de la vida. Parece que alienta desde la cima, a aquellos que están en el valle… sin embargo, no era así… Pablo estaba preso. Estaba en cautividad a causa del Evangelio. Estaba siendo perseguido y maltratado. Estaba en un profundo valle de sombra.

Pero su corazón caminaba en libertad. Su corazón no era preso de ninguna cadena ni estaba acorralado en ninguna celda de castigo. Su corazón era libre por Jesucristo y ya nada cambiaría esa realidad. Y tal como dice la Escritura: “De la abundancia del corazón habla la boca” y esa abundancia de libertad, fe y gozo se hacen tangibles en cada letra de esta carta.

Y de repente observo a mi hermano Pablo transitando un inmenso valle de sombra pero feliz… ¡contradictoriamente a cualquier reacción humana! Y esto es, porque la fuente de su gozo estaba en Cristo, de manera que, si moría lo veía como ganancia y si vivía y podía continuar en el servicio, también. Fuera en vida o en muerte terrenal era ganancia, porque su vida ya gozaba de la libertad eterna en Cristo.

Esta carta me ha planteado un desafío que hoy quiero compartir… Yo quiero transitar mis valles de sombra en gozo, en libertad y en fe. Quiero proseguir a la meta viviendo el proceso de caminar por donde sea, ¡con Cristo! Esta carta contiene profundas enseñanzas que te animo a que descubras. Por el momento, extraigo unos versículos: “Alégrense siempre en el Señor. Repito: ¡Alégrense! Que todos los conozcan a ustedes como personas bondadosas. El Señor está cerca. No se aflijan por nada, sino preséntenselo todo a Dios en oración; pídanle, y denle gracias también.  Así Dios les dará su paz, que es más grande de lo que el hombre puede entender; y esta paz guardará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús. Por último, hermanos, piensen en todo lo verdadero, en todo lo que es digno de respeto, en todo lo recto, en todo lo puro, en todo lo agradable, en todo lo que tiene buena fama. Piensen en toda clase de virtudes, en todo lo que merece alabanza”. Filipenses 4:4-8.