PALABRA DE LA SEMANA
Conviene que yo declare las señales y milagros que el Dios Altísimo ha hecho conmigo «Daniel 4:2»

A imagen y semejanza de Dios

Reflexión renovadora que cambiará por completo tu forma de ver la vida. Haciendo de ti no sólo una mejor persona y un mejor ciudadano, sino un verdadero creyente, fiel a Dios, a sus principios y a su Santa Palabra.

A imagen y semejanza de Dios

Por: Jenny Mejías.

 

Dijo Dios “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza” (Génesis 1:26) ¿Qué revela esta bendita y gloriosa declaración acerca del propósito de Dios para la humanidad?

Dios creó a la humanidad para que en ella se reflejara su carácter, su personalidad. Fuimos creados como Él, teniendo su “imagen” y “semejanza”. Eso quiere decir que nosotros fuimos creados para tener su naturaleza y carácter moral.

Dios creó a la humanidad para que se relacionara en mutuo amor con Él. La creo a su propia imagen para que el amor pudiera ser dado y recibido con libertad entre el Creador y su criatura. El hombre podía tener un perfecto compañerismo con su Creador, porque Dios hizo al hombre de su propia esencia. Él creó al hombre con espíritu, así como Él, porque Dios es Espíritu. (Juan 4:24).

Sin embargo, cuando el hombre desobedeció a Dios, se separó de su Creador por medio de la muerte espiritual, dado que cayó bajo el engaño de Satanás, permitiendo que entrara al mundo la maldición del pecado y de la muerte, tanto espiritual como física, que dice la Biblia pasó a todo género humano. (Romanos 5:12). Nunca más volvería el hombre reflejar la imagen y semejanza de Dios al destruirse esa relación perfecta con Él, después de desobedecer.

Y a partir de ese momento ningún ser humano ha podido reflejar la imagen y semejanza de Dios fuera de esa relación perfecta, como lo narra Génesis 1:26-28.

Por ello es necesario que el espíritu muerto del hombre vuelva a nacer, por medio de la fe en Jesucristo Nuestro Salvador, quien dice la Biblia que vino a este mundo a rescatar lo que se había perdido (la humanidad a causa del pecado). Solamente por la fe en el Hijo de Dios se puede restablecer el origen inicial como Dios creó al hombre, a su imagen y semejanza: puro, santo, perfecto y sin pecado (porque este no existía).

Sólo reconociendo tu condición de pecador y tu imposibilidad de poder salvarte por tus propios medios, comprenderás tu necesidad de Dios, te arrepentirás, creerás y reconocerás que sólo Jesucristo lo puede hacer. Él dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6). No existe otro camino, no existe otro salvador. Dice la palabra: “Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en el cual podamos ser salvos”. (Hechos 4:12).

Jesucristo es el único que puede lograr que nazcas de nuevo, y por el poder de su Espíritu Santo y de su palabra (oyéndola, leyéndola, estudiándola y haciéndola tu manual de vida) dejarás de ser sólo creación de Dios para convertirte en Hijo de Dios, a su imagen, a su semejanza, con su naturaleza divina, porque en ti hará morada su Espíritu, y serás heredero de la vida eterna y de todas sus riquezas en gloria.

“Más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”. Juan 1:12