El gran proveedor
Reflexión renovadora que cambiará por completo tu forma de ver la vida. Haciendo de ti no sólo una mejor persona y un mejor ciudadano, sino un verdadero creyente, fiel a Dios, a sus principios y a su Santa Palabra.
El gran proveedor
Por: Jenny Mejías.
"Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible". Mateo 19.26
Dios probó la fe de Abraham al pedirle que sacrificara a su único hijo Isaac. Asombrosamente Abraham se dispuso a hacerlo. Llevó a Isaac con él al monte Moriah, y le dijo a sus siervos: “Esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos, y volveremos a vosotros” Génesis 22:5.
Tenga en cuenta que dijo “volveremos”. Tenía fe para creer que si mataba a su hijo, Dios lo levantaría de los muertos. Después de todo, Dios le había dicho que Isaac era una parte muy importante en su plan de redención para el mundo entero.
Al levantar Abraham el cuchillo para matar a Isaac, el Ángel del Señor lo llamó desde el cielo y lo detuvo: (Génesis 22:12). Abraham vio un carnero trabado en un zarzal y sacrificó al animal en lugar de Isaac.
Debido a que Dios mismo se había provisto de un sacrificio, figurando el Calvario, Abraham llamó ese lugar Jehová Jireh, que significa “El Señor proveerá”. En ese momento Abraham entendió un poco más acerca del carácter de Dios.
Cuando en ese monte Moisés habló con Dios y le preguntó su nombre, Dios declaró: “YO SOY”. Jehová le dijo a Moisés que había escuchado el clamor del pueblo de Israel debido a sus esclavizantes egipcios, y que había escogido redimirlos. “Yo soy todo lo que tú necesitas conforme a la circunstancia”, le prometió a Moisés. ¡También Él es todo lo que necesitamos conforme a las circunstancia que se nos presentan!
Se interesa cuando estamos encadenados por alguna esclavitud humana. Quizás la comida, algún vicio, mal hábito que traemos arraigado desde cuando no éramos creyentes, o algún otro apetito, temor o atadura que nos han azotado; y añoramos ser libres. Dios se ha revelado a sí mismo como nuestro libertador de toda atadura.
Es justamente por esto que el mundo no entiende y rechazan a los cristianos.
La idea de conocer a un Dios relacionándose con sus hijos de una manera personal, es demasiado para ellos.
Pero el conocer a alguien no significa necesariamente que sepamos todo acerca de él. La vasija conoce la sensación en manos del alfarero, pero por no ser el alfarero, no es posible que pueda comprender totalmente la mente de su creador.
Dios quiere que le conozcamos. Su palabra y su Espíritu Santo nos capacita para que lo conozcamos lo suficiente para alcancemos y experimentemos su salvación.
Definitivamente es el más grande proveedor, porque hasta su propia vida nos ha dado.