PALABRA DE LA SEMANA
Conviene que yo declare las señales y milagros que el Dios Altísimo ha hecho conmigo «Daniel 4:2»

Si quieres, puedes limpiarme

Reflexión renovadora que cambiará por completo tu forma de ver la vida. Haciendo de ti no sólo una mejor persona y un mejor ciudadano, sino un verdadero creyente, fiel a Dios, a sus principios y a su Santa Palabra.

Si quieres, puedes limpiarme 

Por: Jenny Mejías.

 

Jesús cuando entró a la sinagoga y empezó a leer en el libro del profeta Isaías, estaba anunciando el propósito de su vida en servicio por la humanidad y decía: “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor”. Y les daba énfasis a los oyentes que esa escritura se estaba cumpliendo delante de todos ellos en ese mismo instante (Lucas 4:16-21).

Más adelante se le acerca un hombre con una enfermedad infecciosa que causaba el emblanquecimiento y deterioro de la piel, la cual le decía lepra. Las personas que la poseían eran apartadas y tenidas como castigados por Dios, que nadie los podía ni tocar. Este hombre al ver a Jesús vino a Él rogándole, e hincado de rodilla, le dijo: si quieres, puedes limpiarme. Jesús movido a misericordia y teniendo claro a lo que vino, extiende su mano lo toca , y es sanado totalmente al instante(Marcos 1:40-41).

Nadie puede ser movido a misericordia a menos que sea internamente movido por Dios. Ese propósito importante de Jesús, no solo se cumplió en aquellos días, sino que está presente en nuestro tiempo. El principio de Sanar y hacer milagros no es historia, es una realidad.

Muchos de nosotros nos encontramos como la vida de ese leproso, pensando tal vez que no tenemos solución, o menospreciándonos a nosotros mismo, diciéndonos que no tenemos esperanza, que estamos castigados por Dios.

La verdad que El señor sí quiere limpiarnos, sanarnos, darnos su poder de restaurar nuestras vidas tanto por dentro y por fuera. Lo único qué espera, es que nosotros nos acerquemos de rodillas pidiéndoles “Señor si quieres, puedes limpiarme”.

Es claro que Dios no nos va a rechazar, al contrario nos va a aceptar y decir: “Quiero, sé limpio” Está usted con la necesidad de ser limpio, o ser sanado? Hoy es el tiempo, Dios está extendiendo su reino y manifestando su poder sanador. No se lo pierda.

"Quiero, sé limpio. Y así que él hubo hablado, al instante la lepra se fue de aquél, y quedó limpio". Marcos 1:42