La madurez requiere tiempo
Reflexión renovadora que cambiará por completo tu forma de ver la vida. Haciendo de ti no sólo una mejor persona y un mejor ciudadano, sino un verdadero creyente, fiel a Dios, a sus principios y a su Santa Palabra.
La madurez requiere tiempo
Por: Jenny Mejías.
No hay atajos hacia la madurez; se requieren años para que lleguemos a ser adultos y se requiere toda una estación para que la fruta madure y esté lista. Lo mismo es verdad del fruto del Espíritu. El desarrollo de un carácter semejante al de Cristo no puede ser apresurado. El crecimiento espiritual, como el crecimiento físico, requiere tiempo. Cuando trata de madurar una fruta rápidamente, pierde su sabor.
Mientras que a nosotros nos preocupa qué tan rápido crecemos, a Dios le interesa qué tan fuerte crecemos. Dios ve nuestras vidas desde y para la eternidad, y por tanto nunca tiene prisa.
En el instante en que usted abre su corazón a Cristo, Dios obtiene una "zona libre" en su vida. Usted puede pensar que le ha entregado toda su vida a Él, pero la verdad es que hay mucho de su vida de lo cual ni siquiera está consciente. Sólo puede darle a Dios tanto de usted como hasta donde usted lo entienda en ese momento. Y eso está bien. Una vez que a Cristo le es dada una zona libre, El comienza la campaña de tomar control de más y más territorio hasta que su vida entera es totalmente de Él.
Habrá luchas y batallas pero el resultado final nunca estará en duda. Dios ha prometido que estará siempre con nosotros y nunca nos abandonará.
El discipulado es el proceso de formar nuestro carácter más al de Cristo, pero este proceso nos puede durar toda la vida.
Dios quiere que usted se haga cada día un poco más semejante a El: "Han comenzado a vivir la nueva vida, en la cual están siendo hechos nuevos y se están haciendo semejantes al que los hizo."
En la actualidad estamos obsesionados con la velocidad pero Dios está más interesado en que seamos fuertes y estables.
Queremos el remedio al instante, queremos tomar el atajo y queremos la solución instantánea. Queremos un sermón, un seminario o una experiencia que instantáneamente nos resuelva todos los problemas, nos remueva toda tentación y nos libre de todos los dolores del crecimiento. Pero Dios no opera así, no olvidemos que Él es nuestro maestro alfarero, y nosotros las vasijas de barro que necesitamos ser moldeadas por su sabia mano.
La madurez genuina nunca es el resultado de una sola experiencia, no importa qué tan poderosa o conmovedora sea. El crecimiento es algo gradual.
“Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo”. Filipenses 1:6