PALABRA DE LA SEMANA
Conviene que yo declare las señales y milagros que el Dios Altísimo ha hecho conmigo «Daniel 4:2»

Creciendo por medio de la tentación

Reflexión renovadora que cambiará por completo tu forma de ver la vida. Haciendo de ti no sólo una mejor persona y un mejor ciudadano, sino un verdadero creyente, fiel a Dios, a sus principios y a su Santa Palabra.

Creciendo por medio de la tentación 

Por: Jenny Mejías.

 

Cada tentación es una oportunidad para hacer el bien. En el camino a la madurez espiritual, cada tentación se convierte en un peldaño en vez de una piedra de tropiezo si se da cuenta que es una ocasión tanto para hacer lo correcto como para hacer lo incorrecto. La tentación simplemente le provee la escogencia. Aunque la tentación es el arma principal que Satanás usará para destruirlo, Dios quiere usarla para formarlo. Cada vez que escoge hacer el bien en lugar de pecar, estará creciendo en el carácter de Cristo.

Para entender esto, primero tiene que identificar las cualidades de carácter de Jesús. Una de las descripciones más concisas del carácter de Jesús es el fruto del Espíritu: "Cuando el Espíritu Santo controla nuestras vidas, Él producirá esta clase de fruto en nosotros: “amor, gozo, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio propio."

Jesús es perfecto amor, gozo, paz, paciencia y el resto del fruto, encarnado en una sola persona. Poseer el fruto del Espíritu es ser semejante a Cristo. ¿Cómo, entonces, produce el Espíritu Santo estas nueve cualidades de su fruto en nuestras vidas? ¿Las crea instantáneamente? ¿Se despierta usted un día y repentinamente está lleno de estas características ya totalmente desarrolladas? No. El fruto siempre madura y llega a su punto culminante lentamente y de manera progresiva. Tanto, que algunos pueden llegar a demorar toda su vida.

Dios desarrolla el fruto del Espíritu en su vida al permitirle que experimente circunstancias en las que es tentado a expresar exactamente la cualidad opuesta! La formación de carácter siempre envuelve una escogencia, una elección, y la tentación provee esa oportunidad.

Por ejemplo: Dios nos enseña a amar al poner a nuestro alrededor a personas difíciles de amar. No se necesita carácter alguno para amar a personas que son fáciles de amar y que lo aman a usted. Dios nos enseña el verdadero gozo en medio de la tristeza, cuando nos volvemos a Él.

Dios desarrolla la verdadera paz dentro de nosotros, no al hacer que las cosas resulten como las planeamos sino al permitir que vivamos tiempos de caos y confusión. Cualquiera puede sentir paz cuando ve una bella puesta de sol o cuando se relaja mientras está de vacaciones. Aprendemos la verdadera paz si escogemos confiar en Dios cuando estamos en circunstancias adversas a lo que quisiéramos, o al sentir temor. Así también la paciencia es desarrollada en circunstancias en las que somos forzados a esperar y somos tentados a ponernos enojados o a explotar.

Dios usa la situación opuesta de cada característica del fruto para permitirnos una escogencia. Usted no puede afirmar que es bueno si nunca ha sido tentado a ser malo. No puede afirmar ser fiel si nunca ha tenido la oportunidad de ser infiel. La integridad y la santidad se edifican cuando se vence la tentación; la humildad crece cuando rehusamos ser orgullosos; y la perseverancia se desarrolla cada vez que rechaza la tentación de darse por vencido. Cada vez que derrote la tentación, ¡se hará más semejante Jesús!

"Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba,  recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman". Santiago 1:12