PALABRA DE LA SEMANA
Conviene que yo declare las señales y milagros que el Dios Altísimo ha hecho conmigo «Daniel 4:2»

Entre el mundo y el cielo

Reflexión renovadora que cambiará por completo tu forma de ver la vida. Haciendo de ti no sólo una mejor persona y un mejor ciudadano, sino un verdadero creyente, fiel a Dios, a sus principios y a su Santa Palabra.

Entre el mundo y el cielo

Por: Jenny Mejías.

 

"Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí, el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. El enjugará toda lágrima de los ojos de ellos, y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas han pasado. Y el que está sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas". Apocalipsis 21:3-5

 "La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera". Apocalipsis 21:23

No nos alcanza la imaginación para pensar el cielo futuro. Resulta casi imposible imaginar un lugar donde nada, absolutamente nada nos aqueje, nos preocupe, nos apene. Donde sólo exista el gozo y donde podamos ver a nuestro Padre. Donde residen la justicia y el bien, ese cielo tan hermoso y maravilloso que no sabríamos ni como calificar porque se escapa de nuestro entendimiento.

Nuestro mundo, en cambio, nos ofrece otro panorama: familias destrozadas, hijos abandonados, violencia, generaciones perdidas en las drogas. Personas que mueren cada segundo de hambre, sed o sida, pobreza, corrupción, desdicha, guerras, asesinatos, inseguridad, delincuencia, gente en las calles hurgando la basura para comer… la lista es cada vez peor y demasiado extensa.

Entre el cielo prometido y el mundo en que vivimos hay un abismo, y en este mundo estamos nosotros los cristianos, que vivimos hoy en este planeta pero ya hemos comenzado a vivir el cielo, porque somos ciudadanos del Reino de los Cielos, porque el Señor está aquí con nosotros y nos deja gozar de sus beneficios también en esta vida. Hoy hay pena pero tenemos consuelo. Hoy hay preocupaciones pero tenemos esperanza. Hoy tenemos aflicciones pero tenemos la fe en sus promesas que son absolutamente verdaderas y fieles, y es que hoy contamos con Él en nuestras vidas.

Nosotros tenemos nuestro cielo ahora, pero no siempre lo compartimos y nos quedamos absortos viendo como este mundo se pudre en el pecado.

Mostremos al mundo las puertas de ese maravilloso cielo, y prediquémosle como llegar a él. Compartamos la felicidad de experimentar a Cristo en la vida porque a eso fuimos llamados y gocémonos de ver que muchos otros gocen del cielo con nosotros. Mostremos la mano que a nosotros un día nos rescató del mundo de las tinieblas y nos trasladó a su luz admirable.