PALABRA DE LA SEMANA
Conviene que yo declare las señales y milagros que el Dios Altísimo ha hecho conmigo «Daniel 4:2»

Quebrantamiento y restauración

Reflexión renovadora que cambiará por completo tu forma de ver la vida. Haciendo de ti no sólo una mejor persona y un mejor ciudadano, sino un verdadero creyente, fiel a Dios, a sus principios y a su Santa Palabra.

Quebrantamiento y restauración

Por: Jenny Mejías.

  

Dios es el alfarero que moldea las vasijas (o pueblos) y a veces, las destruye. Con los pedacitos de la vasija rota, Dios moldea una nueva. Dios quiebra las vasijas que se ven lindas solamente en apariencia. Y levanta un nuevo pacto que reemplaza al antiguo. Esta fue una advertencia al pueblo de Israel que tenía el corazón endurecido. Dios quebrantó el orgullo del pueblo de Israel, para luego poder restaurarlo. La fuerza que obtenemos nosotros, nuestra iglesia, y nuestro pueblo, proviene de Dios, quien restaura lo  quebranto. No hay nada  que se desperdicie. La restauración implica juntar los pedazos rotos, reconstruir y fortalecer.

Muchas veces los que han padecido un gran sufrimiento dicen que no cambiarían esa experiencia por nada del mundo. Declaran que cuando los pedazos de sus vidas fueron añadidos a una nueva vasija, ellos cambiaron, se tornaron más fuertes.

Nada es inservible para Dios. Dios lo restaura y lo usa. Lo renueva y lo transforma. Llena lo necesario, y lo utiliza. Lo que nosotros debemos hacer es entregar nuestro ser a Dios, confiar en Él y obedecerle con humildad. Dios no puede moldear una vasija desobediente y rebelde.

Lo importante para Dios es la actitud que adaptamos. Una actitud que confía en Dios, una actitud humilde. Una actitud de mansedumbre que se rinde con gozo en las manos del alfarero. Tener la convicción de que cuanto más se quebrante, más renovada será. Podemos tambalearnos en medio de las pruebas que Dios permite. Pero, podemos también echar raíces más profundas en Él en medio de la aflicción.

"¿No podré yo hacer de vosotros como un alfarero? Dice Jehová. He aquí que como barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano". Jeremías 18:6