PALABRA DE LA SEMANA
Conviene que yo declare las señales y milagros que el Dios Altísimo ha hecho conmigo «Daniel 4:2»

Nuestra urgente necesidad del Espíritu Santo

Reflexión renovadora que cambiará por completo tu forma de ver la vida. Haciendo de ti no sólo una mejor persona y un mejor ciudadano, sino un verdadero creyente, fiel a Dios, a sus principios y a su Santa Palabra.

Nuestra urgente necesidad del Espíritu Santo

Por: Jenny Mejías.

 

Romanos 15:13-19

El día de hoy quisiera atraer su atención a la gran necesidad que existe de la manifestación continua del Espíritu Santo en nuestra Iglesia, si por medio de ella las multitudes deben ser recolectadas para el Señor Jesús. No supe cómo hacerlo mejor que mostrando primero que el Espíritu de Dios es necesario para el propio crecimiento interno de la Iglesia de Él. De ahí mi texto del versículo 13 “Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo” en el que es evidente que el Apóstol atribuye al Espíritu Santo el poder de ser llenos de gozo y paz en el creer, y el poder de abundar en esperanza, pero luego quiero mostrarles también que el poder de la Iglesia en exterior, ese poder con el que debe ser agresiva y trabajar en el mundo para reunir a los elegidos de Dios de entre los hombres, es también esta misma energía del Espíritu Santo. De ahí que haya tomado el versículo 19, pues el Apóstol dice allí lo que Dios, por medio de él, había hecho “para la obediencia de los gentiles, con la palabra y con las obras, con potencia de señales y prodigios, en el poder del Espíritu de Dios”.

Entonces, hermanos, para mantener feliz y santa a la Iglesia internamente, antes que nada tiene que haber una manifestación del poder del Espíritu Santo, y, en segundo lugar, que para que la Iglesia pueda invadir los territorios del enemigo y conquistar al mundo para Cristo, tiene que estar revestida de la misma energía sagrada. Podemos ir más lejos y decir que el poder de la Iglesia para la obra externa es proporcional al poder que mora dentro de ella. Midan la energía del Espíritu Santo en los corazones de los creyentes y podrán calcular cabalmente su influencia en los incrédulos. Si la Iglesia es iluminada por el Espíritu Santo, entonces su luz se reflejará.